Las redes sociales no son la (única) realidad, o por qué a Loewe le importa un pito que la critiques hoy en Twitter

Me ha parecido graciosa la conmoción que ha provocado el anuncio nuevo de Loewe en redes sociales. Puedes echar un vistazo al hashtag de Twitter aquí. Ha habido chistes, algunos graciosos, como siempre. Lo que me ha parecido chocante es que ha habido gente verdaderamente indignada porque la marca se dedicaba a vender lo suyo (¡oh cielos!) en vez de hacer un documental de solidaridad con los parados (¡ultraje!).

En fin, parece que más de uno se ha caído del guindo y acaba de darse cuenta de que Loewe vende productos que no son ni pretenden ser para todos. Son bolsos de los de 1.000 euros o más (francamente, no sé lo cuestan ni me importa), y yo no me los compraría ni aunque tuviera el dinero… Y a lo mejor tampoco los sesudos intelectuales que protestaban en Twitter. Pero resulta que la semana pasada era la misma empresa. Y no, ser trending topic por críticas a su anuncio no va a destruir su marca ni hacerles vender menos bolsos.

¿Por qué? Porque los indignados por su spot no son su público objetivo. Ni compraban esos bolsos antes ni van a comprarlos ahora. Por tanto, que la publicidad le guste o no a ese grupo de gente es… irrelevante. ¿Que te cae mal la industria del lujo? Pues vale. ¿Que no te gustan esos bolsos o ese anuncio en concreto? Pues vale. ¿Que el hecho de que no te guste A TI -o a mí- signifique que la marca “se la ha pegado”? Alguien tiene un ataque de ombliguitis…

En pleno frenesí de análisis sobre la viralidad o no de la campaña, sobre si la reacción provocada ha sido calculada o no… yo sólo apuntaría tímidamente que hay vida más allá de Twitter e incluso de la teoría del nuevo consumidor con más poder.

Se llama mundo real. Ahí es donde se mira la cuenta de resultados y se decide si la publicidad ha gustado al consumidor al que tenía que gustarle. Y no, ése no siempre eres tú.

Actualización (21 de mayo de 2012): Varias fuentes parecen coincidir en que las ventas de la nueva colección de Loewe van bien. Puedes leerlo en Yorokubu, y también en aquí y aquí.

Las redes sociales no son la (única) realidad, o por qué a Loewe le importa un pito que la critiques hoy en Twitter

¿Hay que tratar por igual a ‘bloggers’ y periodistas?

Un debate candente en la gestión de la comunicación es si debe tratarse por igual a blogueros y periodistas profesionales, un asunto traído a colación por Montse Carrasco (Innuo, ex Menarini) a raíz de un guante lanzado en Twitter por Doris Casares (Dircom de AESEG).

Resumen ejecutivo de mi opinión: no.

Yo aquí tengo además dos perspectivas: la de periodista de medios y la de comunicador marketiniano interesado por cómo lo pueden hacer mejor las empresas. Y desde las dos digo que no.

By gertys http://www.flickr.com/photos/gertys/Pero no porque haya ‘bloggers’ por un lado y periodistas por otro, sino porque cada medio (un ‘blogger’ es un medio) debe ser tratado de forma individualizada, de acuerdo con una serie de parámetros. Como se ha hecho siempre al tratar con los medios. Sólo que quizá no se explicitaba.

Seamos sinceros, los responsables de comunicación corporativa (sean agencias de RRPP o gabinetes interno) nunca han tratado a todos por igual. No es igual llamar desde ‘El País’ que desde ‘La Gacetilla del Barrio’. Nunca lo fue. Y tenía su porqué. El tiempo de tus directivos es finito y prefieres que atiendan entrevistas en los medios que te interesen más. Das el famoso ‘acceso’ más a unos que a otros. ¿A qué viene ahora preocuparse por la necesidad de un trato igualitario?

¿Qué criterios deben definir el trato personalizado? Deberíamos plantearnos tres preguntas:

  • Image by dkalo (http://www.flickr.com/photos/dkalo/)¿Qué quieres conseguir? Como siempre, volvemos a la importancia de la estrategia de comunicación que tenga la marca. No es lo mismo tener un objetivo medible y tangible (vender ‘n’ entradas para el estreno de esta peli) que buscar el retorno en una moneda invisible como tener buena reputación entre tus prescriptores clave. Esto es mucho más complejo porque es más sutil y subjetivo, pero es la situación más habitual en el sector farma.
  • ¿Quién eres tú? No es lo mismo una marca que empieza que una marca consolidada. No es lo mismo ser BP que ser Greenpeace. Te van a juzgar de forma distinta. Tendrás que hacer cosas distintas para ganarte la credibilidad. Posiblemente te interesará cierta presencia en ciertos medios (y en otros no) en función de eso.
  • ¿Qué vendes? No en general, sino en esta comunicación en concreto. No es lo mismo el lanzamiento de un nuevo ‘iPhone killer’ que los 100 años de una marca de dentífrico. Ambas cosas requieren una selección de medios propia y una aproximación diferente a esos medios. Vamos, que no podemos hacer la comunicación con plantilla (lo siento, señor consejero delegado, no se puede) ni con una base de datos de e-mails que nos sirva para todo.

Y una vez que tenemos clara nuestra estrategia (o la de nuestro cliente), ¿cómo damos prioridad a unos medios sobre otros, cómo diferenciamos a ‘bloggers’ y periodistas? Yo metería a todos en el mismo saco y a todos los juzgaría por el mismo rasero:

  • Impacto. Eso significa o bien volumen de audiencia (‘El País’ es más prioritario que el gratuito de barrio) o bien calidad de audiencia, en el sentido de pegada específica en el segmento al que quieres llegar. En Diariomedico.com no tenemos la misma audiencia que otras cabeceras de Unidad Editorial como elmundo.es. No es nuestra liga. Pero llegamos mejor que nadie a los médicos, por eso nos necesitas si quieres comunicar, por ejemplo, una nueva indicación para un fármaco. Con Internet, es más fácil saber -o estimar- qué blogs pueden darte el impacto cuantitativo o cualitativo que buscas. Diariomedico.com es un buen vehículo para comunicación sanitaria, pero se me ocurre al menos media docena de blogs donde a mí me gustaría que hablaran bien de mí si fuera una farma.
  • Credibilidad. Hay medios que llegan a mucha gente pero que nadie se toma en serio, ni siquiera sus lectores o espectadores. No es lo mismo alguien que escribe con seriedad y que contrasta sus datos que un confidencial que publica rumores de pasillo sin confirmar. Estas son las malas noticias: para seleccionar medios debes conocerlos y para conocerlos tendrás que seguirlos. Por suerte, los agregadores de RSS y los newsletters te ayudan a tener un ojo en muchos blogs y medios a la vez.
  • Idioma/tono en que hay que hablarles. Esto es lo más difícil y por eso me extenderé a continuación ya fuera de este ‘bolito’. Si he conseguido interesarte, sigue leyendo.

Estamos llegando al meollo, al ‘cómo lo hago’. ¿Le envío la misma nota de prensa a Diario Médico, ‘El País’ y el blog de un médico? Bueno, el que me conozca sabe lo que opino de las notas de prensa. Su tiempo de vida medio en mi bandeja de entrada es de 0,4 milisegundos. Al final, un periodista y un ‘blogger’ no profesional son personas con sus filias, sus fobias y sus agendas ocultas (que van desde “no pienso salir tarde por esta mierda” hasta “hoy he tenido un mal día y no voy a ponerme a leer este rollazo”). Y ambos son comunicadores. Y ambos, por motivos distintos, tendrán poco tiempo. Dales un mensaje adaptado a sus intereses y personalizado para ellos y te escucharán.

By Flexgraph
No todos somos igual de serios...

Pero esto, aunque es deseable es muy poco realista. Por eso una opción es enviar 3-4 tipos de comunicación segmentada por tono: a un medio serio escríbele una nota seria y/o hazle una llamada oficial; a un bloguero irreverente tal vez prefieras lanzarle una encuesta provocativa en Twitter o un mensaje directo informal para saber si desea saber más. En un mundo ideal yo recomendaría al menos cuatro tonos de comunicación: comunicadores profesionales serios (medios serios o blogueros que se dedican profesionalmente a escribir), comunicadores profesionales sensacionalistas (algo más impredecibles y por tanto merecedores de más cautela) y comunicadores aficionados (que tengan otra profesión y escriban por afición, sea en medios o blogs) diferenciados entre los de tono más formal y más informal. Doy por hecha una segmentación previa entre contenido generalista y especializado que sé que apenas se hace: no tiene sentido enviar un estudio de ‘The Lancet’ a alguien que comunica de forma generalista. O al menos no tendrá sentido destacarle el mismo titular que a alguien especializado.

Versión corta y más factible: al menos diferenciaría siempre entre el profesional y el aficionado. El que se gana la vida comunicando -serio o sensacionalista, bloguero o periodista- está ‘a priori’ deseando recibir comunicación relevante. No una nota de prensa, pero sí otro tipo de dato de interés. El aficionado, que puede ser totalmente profesional en lo que publica, tendrá seguramente otros plazos y otro tipo de respuesta. Normalmente será 100% independiente (no necesita dinero ni publicidad ni quizá desee regalos o incentivos) y mucho más anárquico en sus plazos (publica lo que le da la gana y cuando le da la gana, lógicamente).

En resumen: estrategia clara, selección de medios basada en impacto, credibilidad y tono, y mensaje (emisión) diferenciado al menos en dos tonos. Así es como trataría yo a ‘bloggers’ y periodistas. No por igual, sino a cada cual según lo que necesite… o lo que se merezca.

¿Tú qué crees, se manejaría mejor la comunicación corporativa así?

¿Hay que tratar por igual a ‘bloggers’ y periodistas?

Confía en los desconocidos

Me entero por PsyBlog de un curioso experimento psicológico que creo que debes conocer. El artículo completo está aquí pero te lo resumo:

Solemos creer que sabemos mejor que nadie qué es bueno para nosotros. Pero no es así. Un par de experimentos inquietantes lo corroboran. Te cito el más gráfico.

Antes de una minicita de 5 minutos (speed dating) con un desconocido, ofrecen al sujeto que elija entre dos posibles elementos informativos:

  • Una fotografía del individuo con una breve autobiografía.
  • O la valoración que le otorga una persona que ya había quedado con él.

La mayoría de la gente eligió la foto con autobiografía. Probablemente el motivo es que prefieres llegar a tus propias conclusiones antes que fiarte de las impresiones de un tercero, apunta Jeremy Dean, doctorando el Psicología y autor del blog. O que cada persona es un mundo y pienses: “Puede que le cayera mal a este desconocido pero a mí me guste”.

Curiosamente, la conclusión del experimento es que la puntuación de un desconocido que ya había pasado por lo mismo fue el dato que mejor predijo cómo iría la cita de bien (o de mal). Los autores del estudio lo describieron como “el sorprendente poder de pedir consejo a un vecino”.

Dean termina recomendando que pidamos consejo antes de actuar: “Es demasiado decir que nuestras decisiones financieras serían mejores si las tomaran desconocidos. Pero sí podemos defender que los individuos similares a nosotros son mucho mejores adivinando qué nos gustará a nosotros”.

Personalmente, es la primera vez que veo una justificación científica de por qué funciona tan bien el sistema de recomendaciones en Internet.

Este estudio no convencerá, por desgracia, a un escéptico del social commerce y la apomediación. Siempre podrá pensar que TripAdvisor es una moda o que los foros no condicionan las decisiones de compra.

Bueno, siempre no. El tiempo se va acabando para los ciegos…

Confía en los desconocidos

Marketing online como arma de venta

Uno de los quebraderos de cabeza que tenemos los que queremos apoyar a Esade Alumni Madrid (yo lo hago como delegado suplente del suplente del suplente de mi promoción) es pensar eventos en formatos nuevos y frescos. Es difícil atraer la atención en una ciudad llena de citas de nivel y donde el tiempo parece más escaso que en otro lugar.

Anoche tuve la ocasión de asistir a un nuevo tipo de sesión en Esade Alumni Madrid, tan interesante y con la sala tan llena que creo que claramente se puede decir que ha nacido una nueva categoría a la que auguro un próspero reinado. Fue un taller en el que, por un lado, ex alumnos voluntarios resolvieron casos prácticos en grupo con el apoyo de expertos en el área. Luego, presentaron los casos prácticos al público, con presencia de las marcas involucradas y de especialistas de primera fila que pudieron valorar las iniciativas.

Dos conclusiones: fue ameno y aprendimos muchísimo (sobre marketing online y sobre organización de eventos exitosos). No se puede pedir más. Si quieres pruebas, busca el hashtag #tallerESADE de Twitter y juzga por ti mismo.

Hay que decir que el tema elegido (marketing online) era jugoso, y que el plantel reunido por Jaime Valverde (@mitus82) fue de lujo. Unicef, Direct Seguros, Nicotinell y KAS prestaron sus marcas al juego y, al menos en algunos casos, creo que se llevaron buenas ideas sobre las que reflexionar.

Además de un público muy involucrado -y que lanzó preguntas muy pertinentes, olvidando la complaciencia y disparando con bala cuando era preciso-, los proyectos contaron con introducción y ‘feedback’ de lujo a cargo de Jaime Castelló, Enrique Burgos, Marc Cortés y Oriol Ros. Como para no llenar el aforo.

Cortesía de angelocesare (http://www.flickr.com/photos/angelocesare/)Me gustó mucho que se dijera en un foro así, bien alto y bien claro, que no puede haber “estrategias en redes sociales”, como aún se gururea por ahí. La estrategia es una y es corporativa y luego hay variados instrumentos para contribuir a ella. O, en palabras de Marc Cortés (de la consultora Roca Salvatella), “lo digital no es objetivo en sí mismo: contribuye al objetivo de la compañía, que es ganar dinero”. Y enfatizó la absurdez de seguir hablando de “lo digital” y lo offline como dos ámbitos separados, cuando el camino son las acciones integradas (algo que, por cierto, ya salió en Ficod). Como resumió Jaime Castelló: “Todos somos digitales hoy en día, vivimos en una especie de realidad aumentada”.

Se refería a la gente como yo, analógica, que antes de un analógico viaje pasa por un par de webs para decidir en qué hotel se alojará. Y eso acaba significando euros muy analógicos y muy tangibles para la empresa que haya entendido mejor de qué va todo esto. O empresas que, como reflexionaba Oriol Ros (de Latinia), sepan utilizar la información que tienen de sus clientes para transmitirle información distinta en función de lo que precise o desee en cada momento, llevando la segmentación un paso más allá.

Enrique Burgos (director de Marketing de QDQMedia), por su parte, subrayó otro concepto de importancia capital en estos momentos: la necesidad de integrar departamentos y sistemas de información para que toda el área de marketing se enfoque a la venta. “No creo en tener un departamento de marketing online y otro offline: el objetivo es vender más, sea como sea”.

By garhol (http://www.flickr.com/photos/garhol/)Y algo en lo que también coincidieron los dos: online ya no quiere decir web ni PC, cada vez hay que pensar más que el cliente se conecta a través del móvil y que eso cambia el diseño de las acciones. Por eso, de hecho, los grupos propusieron aplicaciones de smartphone como parte de todas las estrategias que presentaron.

En la fase de correcciones, un poco a lo jurado de OT pero en benigno, me quedo con un breve checklist de interesantes dedos en la llaga (por parte de Cortés y Burgos):

  1. Identifica bien el problema antes de plantear la estrategia que debe darle solución.
  2. Liga todos tus objetivos estratégicos a ventas, que es la línea que se ve al final de la cuenta de pérdidas y ganancias. Olvídate de hacer marketing porque sí o por amor al ‘branding’.
  3. Encuentra el punto de diferenciación que valora tu cliente; no asumas que el que compra barato compra sólo por precio.
  4. Mide poco pero bien: los KPIs de tu acción deben ser unos u otros en función de tus objetivos.

Son consejos en apariencia evidentes pero que muchos profesionales del marketing no manejan con claridad en el frenesí de la urgencia diaria, como quedó de manifiesto en el ejercicio. Por eso, antes de presentar tu próximo proyecto estratégico (incluida su parte online), no vendrá mal que revises esos cuatro puntos.

Entre todos podemos convertir el manido “potencial de la web” en los simples, analógicos, tangibles y deseados euros.

Marketing online como arma de venta

Muerte a la Web 2.0

Sí, espero que el 2.0 desaparezca. No el fenómeno tal cual, ni la tecnología, pero sí lo que tiene de moda y de expectativa desbocada. Es lo mejor que nos puede pasar a los que de verdad creemos en las posibilidades de la Web 2.0.

“Cuando el dedo señala la luna, el tonto mira el dedo”. Inconscientemente, es lo que nos ocurre cuando se trata de nuevas tecnologías. Nos dejamos deslumbrar por la herramienta y olvidamos su propósito. Olvidamos que lo importante es lo que hacemos con ella.

Y, a fuerza de centrarnos en la novedad tecnológica, concentramos el foco en la parte del fenómeno más superficial, frívola y pasajera… Es decir, lo tratamos como a una moda hasta que conseguimos que se convierta en una. Y, claro está, una moda por definición tiene fecha de caducidad en un futuro próximo. Es de usar y tirar.

Ya lo ha dicho Seth Godin hace poco: tres hurras por todo lo que se declare “muerto”. Los blogs, las RSS, Twitter… Porque eso significará que ya no está de moda, la burbuja ha estallado y esos instrumentos han perdido el brillo de la novedad. Es, por fin, la ocasión de trabajar con calma y el silencio, como se debe. El momento de comprobar qué contribución valiosa puede sacarse de las innovaciones técnicas.

By Arc-lightYo soy uno de los que cree en el 2.0 y está convencido, sin embargo, de que vivimos en una burbuja dospuntocentrista. La prueba del algodón: los únicos que hacen dinero de verdad con el 2.0 ahora mismo son los que dan clases sobre cómo hacer dinero con el 2.0. La capacidad de generación de ingresos de la Web 2.0 es como el valor de los antiguos reclutas: se le supone. Y se supone que genera dinero fácil, rápido y abundante. ¿Quién dijo que el paraíso no existe?

Es un poco triste mirar por la ventana para ver miseria cuando lo que echan en tu televisor es tan hermoso. Pero, si lo haces, comprobarás que las ofertas de community manager significan “becario que actualiza el Facebook” y que el 99% de las empresas no saben, sencillamente, qué hacer con Internet. No hablo de la Web 2.0. Hablo de la 0.0, de la de los noventa. “¿A cuanto el banner?” Sí, se oye aún.

Otro síntoma es la invasión de gurús. Por definición, no puede haber más de un par de “máximos expertos” sobre algo en un país. Porque ser el “máximo experto” número 167.229 en la lista de “máximos expertos” es, simplemente, ser demasiado estúpido como para borrarse del ránking.

Tampoco entiendo bien cómo un fenómeno de 4-5 años ha dado tiempo a algunos a convertirse en “especialistas”. He conocido premios Nobel que decían comprender “algo” del campo en que llevaban treinta años trabajando. Se ve que estos fieras son una nueva superraza de cerebritos. La otra alternativa es que sean los listillos de siempre.

En momentos así, vuelvo a recomendar siempre la lectura íntegra del mismo artículo: Mobuzz, Dans y la economía de la cancamusa. Pese a que su bilis puede hacer la lectura indigesta a estómagos sensibles, el autor sólo evoca a los clásicos más clásicos de la gestión empresarial: amigo, o tus ingresos superan a tus gastos, o no tienes modelo de negocio, ni éxito, ni futuro, ni nada. Por muchas lentejuelas que brillen en tu americana.

Algunos extractos breves, a modo de chupito:

La cancamusa es la razón por la que los pisos nunca bajan, los sellos se revalorizan un 400% al año y el crecimiento exponencial es perpetuo. La cancamusa es esa parte de la ecuación que cuando se elimina, uno lo ve claro y concluye: “cojones, esto es un timo”.

El éxito no es sacarle unos millones al inversor; el éxito es devolverlos y que nos sobre pasta, que nuestro trabajo y talento se hayan traducido en ganancias.

Muchos (malos) emprendedores piensan que el triunfo consiste en llegar los primeros. No señores, el triunfo consiste en hacerlo lo suficientemente bien.

¿Cuánto de todo esto es aplicable a la fiebre 2.0 de hoy? Demasiado.

Yo soy optimista, ojo: creo que hemos asistido a una redistribución del poder que ya no puede deshacerse, a un cambio en las relaciones marca-cliente que no volverá atrás. En general, ha nacido una nueva era gracias a una serie de avances tecnológicos que ya no podrán desinventarse, mal que les pese a algunos. Pero una nueva era o una nueva sociedad, ¿significa un nuevo sector económico?

Igual que soy optimista, soy realista: el 2.0 aquí y ahora no alimenta a todas las bocas que aspiran a vivir de él (y vivir bien, claro). Sobran expertos y prisas; falta humildad y trabajo del “no sexy”. Por ejemplo, echo menos la labor de medición y monitorización del retorno. Decir “no se puede medir” o “es muy antiguo hablar de ROI” es cancamusa.

Por eso me acuerdo mucho de ese artículo y de una de las frases con que concluía, allá por 2008:

En breve todos los charlatanes habrán quedado en evidencia y no nos la volverán a dar con cancamusa.

Pobre Fuckowski, él sí que era un optimista. Pero espero que su profecía su cumpla, aunque sea tarde, y al fin se vea lo desnudos que van casi todos los emperadores. Así morirá el 2.0 como moda y podrá empezar de verdad su época dorada.

Muerte a la Web 2.0

Community Managers: sin burbujas, por favor

El magnífico artículo ¿Estallará la burbuja Community Manager? no sólo es mi recomendación de hoy sino que me sirve de percha para reflexionar sobre esta nueva… ¿qué?

Yo no creo que sea una nueva profesión, por muchos cursos y anuncios de empleo que lo digan.

Primero, porque nadie está seguro de en qué consiste.

Segundo, porque la mayoría de los contratos por este concepto son de auténtico sub-empleo (becarios mal disimulados).

By nImAdestinyTercero, porque basta leer las ofertas para saber que las propias compañías piden un perfil que tenga “de todo” porque no saben lo que necesitan contratar.

Cuatro, y principal, porque hay pocos profesionales que sean community manager y nada más. Otra cosa es que las empresas se pirren por decir que tienen uno. Pero suele ser una persona que hace eso además de otras funciones. Pocos, muy pocos, son los sueldos que se sostienen únicamente para gestionar comunidad. Y menos aún los sueldos dignos.

Véase un reciente reportaje de Anuncios que anunciaba que los grandes CM españoles daban la cara. Los que aparecen retratados son:

  • Iberia: No hay CM como tal. Lo llevan entre la gente de Comunicación y una agencia externa (Tinkle).
  • Coca-Cola: Han creado figura específica de CM hace poco.
  • Danone: Los lleva una agencia externa.
  • Gallina Blanca: Cuatro personas de Marketing apoyados por agencia externa.
  • Guía Repsol: CM externo.

Resumen: de cinco buenas empresas, sólo una tiene una figura específica de community manager. Las demás son personas de la casa que compaginan esa responsabilidad con otras o profesionales de agencias externas. Esto último tiene su miga: una agencia externa que presta servicios de CM raramente tendrá un puesto full-time por cliente. En otras palabras: son varios clientes los que acaban pagando el sueldo de cada CM de agencia.

Y creo que está bien así. A lo mejor esto del community manager no tiene por qué ser un equipo 24×7 ni una profesión nueva, ni ahora ni en el futuro.

Yo soy de la opinión de que gestión de comunidades siempre se ha hecho, con otro nombre. Es una evolución (a lo bestia) de la atención al cliente y el CRM. Ese es mi punto de vista. No es un profesión. Es más bien una función nueva que se incorporará a diversos perfiles. Basta ver que entre los community manager que se ganan la vida con ello hay muy pocos que sean sólo community manager: la mayoría son también dircom o parte del equipo de Comunicación o Marketing de la compañía que han añadido la gestión de comunidades a sus tareas anteriores. El reportaje de Anuncios sólo recoge algunos buenos ejemplos pero no es, ni mucho menos, la única forma de constatarlo.

Por lo tanto, precaución. ¿Es la gestión de comunidades útil para las empresas? Sí ¿Tiene futuro? Sin duda. ¿Me puedo ganar la vida con ello? No es lo mismo. No, probablemente no puedas moverte por la vida siendo sólo community manager. Igual que no se puede trabajar siendo sólo un tipo que escribe sin faltas de ortografía. Necesitas esa habilidad como primer requisito… y luego necesitas algunas más.

No soy el primero que se da cuenta, claro. César Calderón ya habló de burbuja hace meses en otro artículo que recomiendo. Pero creo que hay que decirlo más a menudo para evitar confusiones: ojo con tanto curso, seminario, charla, etc., que casi promete encauzarte la vida hacia “una profesión de futuro”. Hablar es fácil -y lucrativo- para los que imparten esos cursos. Pero la realidad no va necesariamente por ahí.

Casi todos haremos community management en unos años. Pero no será ésa la parte de nuestro talento que nos hará ganarnos la vida.

Community Managers: sin burbujas, por favor

Un caso real de gestión de la reputación

Sí, eso de Internet parece cool y moderno y tal pero… ¿de verdad la gente tiene libertad para escribir lo que le dé la gana? ¿Y si me critican?

Podría ser la frase de un líder norcoreano o de un joven Lenin. Pero no: por desgracia, es una frase muy común entre gestores, emprendedores y mandos intermedios españoles, especies todas ellas a las que se supone formadas y conocedoras de las reglas democráticas más esenciales. Lo que asusta a muchas de estas personas es ni más ni menos que el ejercicio del derecho constitucional a la libertad de expresión. Si crees que eso no es un problema gordo para el que lo padece, tenemos que tomarnos algo: me encanta charlar con gente más optimista que yo mismo.

Lo que intento contestar siempre que surge esta conversación es que no se trata de offline y online. La gente es gente, dentro y fuera de Internet. Quieren lo mismo y se comportan de una forma similar. En consecuencia, proteger la reputación de tu empresa y su imagen de marca es un trabajo similar en la Red y en el mundo offline. Y las apariencias engañan porque no es tan difícil. Actúa con respeto y educación y recibirás lo mismo.

Pero como sé que a mucha gente le sigue costando verlo, he decidido compartir un ejemplo práctico que me parece de manual.

En Twitter y a través del siempre interesante Alfonso Alcántara (alias Yoriento) topo con un blog en el que alguien escribe un artículo titulado Curso de Admin. y Finanzas 2.0: hamburguesas a precio de solomillo. El autor de ese blog da en el clavo en varios aspectos:

  • Hay una hiperinflación de formación relacionada con el 2.0 y eso huele a burbuja de las malas.
  • La mayoría de esa oferta no es académicamente seria, o no tanto como debiera, y utiliza la etiqueta ‘2.0’ como sacacuartos.

Yo mismo doy clases sobre 2.0 a veces pero estoy de acuerdo con el problema general que expone José López Ponce. Lo destacable del caso es que él llega a esas reflexiones criticando un caso concreto: un curso nuevo de una entidad docente nueva. A la que se cita con su nombre y marca: Inesdi.

Ay, ay, ay. Malos tiempos para esta empresa, pensaréis. Al menos si ese bloguero tiene muchos lectores o ese texto empieza a reenviarse mucho. Y como acabe en Menéame o algún servicio así… Ay, ay, ay.

Pues no. Hace poco, López Ponce ha publicado otro artículo, positivo hacia la marca,  y ha matizado el original con un añadido.

Os recomiendo ese segundo artículo, titulado Inesdi. Un caso real de gestión de la eReputación. Guardadlo como caso de estudio o como ejemplo del que tirar para el futuro. Ahí explica muy claro cómo la empresa ha conseguido darle la vuelta a esta minicrisis de relaciones públicas y, sobre todo, la reacción que suelen tener otras compañías y que es totalmente contraproducente.

¿Cuál fue el truco? Parece que ni siquiera hubo maletín así que, ¿cuál fue el asombroso movimiento de ninjitsu digital desplegado por la empresa criticada? Cito:

  • ¿El Silencio 2.0? Muy abundante en la red española, mejor no decir nada que ya escampará. No fue el caso.
  • ¿El telefonazo en plan bronca, lanzando toda la caballería en plan de Ud. no sabe con quién está hablando? No fue el caso.
  • ¿La amenaza de una querella por posible difamación? En un país donde se está consolidando una cultura de la querella por la querella. No fue el caso.
  • ¿Intentar socavar la reputación de este blog contraatacando, ya que es un mindundi en el conjunto de la blogosfera?. No fue el caso.

La solución, en corto: simplemente, contactar con el crítico y conversar con él sobre los aspectos que más críticas le habían motivado. Ah, e informarle de los diversos movimientos que la marca ya estaba haciendo para mejorar algunos de esos aspectos controvertidos.

La próxima vez que te pregunten cómo capear una crisis comunicativa o de reputación, ahí lo tienes en dos palabras: escuchar y hablar. La clave es que ambas cosas deben hacerse en ese orden y bien hechas, por supuesto. Y a tiempo.

Un caso real de gestión de la reputación